[itzul] Aita Marianaren ektoplasma mintzo
L.B.
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Or, Maiatza 16, 14:13:29, CEST 2008
http://www.abc.es/20080516/opinion-editorial/euskera-ahora-toca_200805160248
.html
El euskera, ahora toca
FRANCISCO RODRÍGUEZ ADRADOS DE LAS REALES ACADEMIAS ESPAÑOLA Y DE LA
HISTORIA.
EN esa especie de turno de acoso a la lengua española, los políticos vascos
aprietan ahora los tornillos del euskera (o vasco, palabra indoeuropea, «los
de las alturas»). Parece que les toca. Legislación impositiva,
obligatoriedades en la enseñanza, confusión, presiones a los padres,
propaganda. «Cuotas». Todo para expulsar al español de la enseñanza y de la
administración, de todo.
Desgraciados sus hablantes, que allí lo son todos. Y es su lengua de
cultura, la segunda lengua internacional del mundo, la que permite
entenderse entre sí a todos. Los gobiernos de España miran a otro lado. El
artículo 3 de la Constitución (obligación de conocer el castellano y derecho
a usarlo), queda puenteado.
El Sr. Ibarreche, que no ganó las elecciones (nunca los nacionalistas las
ganaron en ninguna parte) y es el héroe de una autodeterminación ilegal,
lanza leyes educativas que imponen, casi, la enseñanza en euskera. El que no
la quiera, que se vaya a los «centros especiales» (casi dan ganas). Todos, a
someterse a imposiciones y cuotas. Y a sufrir un gran dolor de cabeza. Eso
leo.
Nos gustaría saber cuál es la razón de esas imposiciones. ¿Motivos
históricos? ¿Necesidades sociales? ¿Utilidad para la comunicación?
¿Exigencia del pueblo? Yo diría que no.
Normalmente se echa mano de la historia: se trata de la lengua del pueblo
vasco, símbolo de su soberanía, de poner fin a la supuesta opresión. Veamos.
El euskera nos es presentado con un halo de Antigüedad que, según algunos,
llegaba a Adán y Eva, Hugo Schuhardt la rebajaba a los iberos. Pues tampoco,
nadie lo cree ya. Pero es parte del mito de los independentistas desde en
torno al 1900.
Los lingüistas somos hoy más pragmáticos. Lean a Caro, a Michelena, a Tovar,
a Villar, a otros más, incluso yo he escrito sobre esto. El euskera es, sí,
una lengua no indoeuropea, pero no hay datos seguros de parentesco con otras
lenguas ni de su exacta antigüedad.
Sin duda es una lengua de inmigrantes seminómadas, semi-agricultores que
vinieron del Este, de la llanura rusa o el Cáucaso o más allá en oleadas
sucesivas desde en quinto milenio a. C.: como los indoeuropeos y los
finougrios (de donde el finés y el húngaro). Todos, sus antepasados y los de
nosotros los indoeuropeos, más o menos iguales en cultura y antigüedad. Más
tarde llegaron desde Asia pueblos como los hunos, después los altaicos (de
donde los búlgaros no indoeuropeos y el turco), luego los tártaros y otros.
Asia es una vasta matriz de pueblos, desde ella fue poblada Europa en las
fechas indicadas, de los anteriores europeos nada tenemos sino sus huesos.
Nada de sus lenguas.
Los vascos son captables por nosotros, históricamente, por fuentes griegas y
romanas desde en torno al cambio de era (Estrabón, Plinio), en la región de
Hispania que sabemos. Pero apenas existen topónimos euskéricos en esa zona,
casi todos son indoeuropeos, celtas, ibéricos o latinos. Hay estudios
recientes. A juzgar por topónimos y antropónimos antiguos, los vascos
llegaron primero a Aquitania, donde los celtas, hacia el 800 o el 500 a. C.,
los arrinconaron junto al mar. Sólo luego, como tantos pueblos, bajaron
hacia el Sur.
Seguramente hacia el siglo I antes de Cristo llegaron a su ángulo de
Hispania, algo se expandieron luego en la Edad Media. Esto es lo que creen
hoy los más de los lingüistas. Y los genetistas nos dicen que sus genes no
difieren sustancialmente de los de sus vecinos.
Esto es lo que puede suponerse sobre los vascos en el S.O. de las Galias y
su región de España: eran un pueblo y una lengua llegados del Este junto con
tantos otros pueblos, rodeados aquí por indoeuropeos varios, celtas y
romanos. No mitifiquemos. El origen y la historia del euskera son, en
Europa, paralelos a los de tantas lenguas, las indoeuropeas entre ellas. Lo
más original es que sobrevivieron dentro de ese entorno. Trajano prefirió
dejarles tranquilos, estaban a trasmano, se fue a los dacios y los nabateos.
Y ellos se defendieron de los godos.
Eso sí, absorbían palabras del celta, del latín (y el Cristianismo), luego
del castellano. Para decir «paz», «chistu», «cerro», «pozo», «pecado»,
«seda», «cardar», «yunque», «cruz», «cuerpo», «tiempo», «cielo» tuvieron que
acudir al latín; para «independencia», «aeropuerto», al castellano.
No es un desdoro. Era un pueblo iliterato en cuya lengua influían las
lenguas de cultura vecinas.
Del euskera sabemos palabras sueltas desde el siglo X, algunas desde antes,
en inscripciones latinas tardías. Y nombres de lugar y de persona, rarísimos
en Hispania. Textos escritos no los hay hasta el siglo XVI y pocos:
traducciones del latín, refranes, sentencias, literatura popular.
Era una suma de dialectos para uso interno, oral, campesino y marinero.
Todos o casi todos, a partir de un momento, hablaban (y escribían) en
español y francés, lenguas cultas y escritas desde la Edad Media, el siglo
XI, al menos.
Y nunca fueron los vascos una nación en sentido político: eran tribus que
nunca llegaron a constituir un reino, se integraron en el de Castilla. Al
lado de los castellanos luchó en las Navas de Tolosa, en 1212, el señor de
Vizcaya, López de Haro. Como súbditos de Carlos V, de Felipe II y los demás,
fueron los vascos a América. Hicieron grandes hazañas como navegantes y
conquistadores. ¿Quién no ha oído de Elcano, de Legazpi, de Urdaneta, de los
demás? Eran admirables. Igual el Obispo Zumárraga de México y los que
dejaron espléndida descendencia en toda América.
¿Y la lengua? El castellano era la de todos. El vasco (o euskera o euscaldún
o vizcaíno...), dividido en dialectos, era algo local y familiar. Zumárraga
añadía a sus cartas latinas unas frases en vasco. Era y ha seguido siendo
una lengua, oral sobre todo, campesina y marinera. Nadie se oponía a que la
hablaran los que la habían mamado y los que quisieran, pero la lengua de
cultura y relación amplia era el castellano.
Esto ha sido el vasco, hasta ayer, como quien dice. Y una nación vasca en
sentido político con una lengua culta, escrita, lengua de todos, nunca ha
existido. Trabajosamente ahora han hecho una lengua unificada y tratan de
convertirla en lengua general de comunicación y de imponerla como sea. Que
no presenten esa política como la reconstrucción de un pasado.
No están recreando nada. Están, miméticamente, inventando, imponiendo algo.
Y aquella lengua a la que quieren arrinconar es su lengua de comunicación y
de cultura, la de su historia y sociedad. Aíslan al País Vasco, lo dejan, si
es que pueden, prácticamente, en un vacío. Imponen lo minoritario,
arrinconan lo verdaderamente vivo.
Pequeñas minorías politizadas, incultas, interesadas, se han apoderado del
campo y a una lengua entrañable, que los políticos apenas conocían, la
convierten en un arma. Y el caso es que no vale ni como lengua general ni
para comunicarse con el mundo. Por muchos tesoros científicos que guarde
para los lingüistas.
Tratan de expulsar al español, una lengua útil para todos. De convertir una
región próspera en un aislado fondo de saco. De hacer difícil la cultura y
la vida. Atormentan al niño con una lengua que difícilmente aprenderá, ni le
interesa las más veces, y que le ocupa el espacio mental que necesita
paraotras cosas.
En fin, un mito impuesto trae una inquisición: los grandes vascos de otro
tiempo no son ya ni mencionados. Ni los grandes vascos modernos que
escribían, ¡cómo no!, en español. Unamuno, Baroja, Julio Caro, un larguísimo
etc...
Sr. Ibarreche, deje vivir a la gente. Y contra el euskera nada tenemos, al
contrario. Déjelo para sus hablantes. Imponerlo forzadamente a los demás,
ignorando los hechos, no es de recibo. Con esa política pierden todos. Dejen
los mitos y la intolerancia. Y el Gobierno español debe cumplir su papel
propio.
FRANCISCO RODRÍGUEZ ADRADOS de las Reales Academias Española y de la
Historia
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